El pensador social Max Weber (1864 – 1920) nos dejó, entre muchas grandes ideas, la metáfora de la Jaula de Hierro como esa representación de la burocracia y del racionalismo occidental, que poco a poco fue apoderándose de las personas y de las instituciones sociales, hasta el punto de convertirse en una invisible fuente de poder y autoridad que desbanca a los liderazgos basados en el carisma o la tradición. Como consecuencia de la creciente racionalización de las estructuras y de las políticas de la vida cotidiana, va surgiendo una importante pérdida de autonomía personal, control propio de las propias decisiones, flexibilidad psicológica y resiliencia, así como incapacidad para encontrar nuevas y mejores soluciones a los problemas de todo tipo, también los psicosociales, porque la racionalización hace ya tiempo que dicta y prescribe las terapias. Del mismo modo, la racionalización progresiva se ha ido apoderando, por ejemplo, de la educación y los procesos de aprendizaje: escuelas
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