Extracto del libro "La Buena Dirección: el liderazgo al servicio de las personas y de la sociedad". César García-Rincón de Castro. Homo Prosocius, 2017. ISBN: 978-1520284781.
Del mismo
modo que hemos hecho una herramienta de autovaloración personal en lo que se
refiere a competencia ética, podemos hacer una herramienta más sencilla y
rápida, en este caso de evaluación social, para aplicar a un determinado líder
y su percepción por un grupo más o menos amplio de personas. Puede ser una
herramienta muy útil para hacer sondeos de opinión, por ejemplo, de los
ciudadanos de un determinado país o región, respecto de sus líderes políticos,
o del presidente de su gobierno, o bien de su máximo representante nacional.
En este
caso lo que necesitamos son una serie de estímulos (preguntas) sencillos y
comprensibles, y que hagan referencia a las 5 dimensiones de nuestra competencia
ética. Yo propongo 2 ítems por cada dimensión, de modo que tengamos un total de
10 preguntas en las que el ciudadano/a de "a pie" pueda fácilmente situar su
percepción respecto a dicho líder.
Recordemos
de forma resumida cuáles eran estas 5 dimensiones, para proponer a continuación
dos preguntas en cada una de ellas y la escala de las respuestas:
1. Empatía-Universalismo: es la capacidad para ponernos en
la situación del otro, en su lugar, haciendo reflexiones como “si yo fuera esa
persona, ante este problema o decisión me sentiría…”. La toma de conciencia y
apertura al otro, nos lleva necesariamente a una orientación universalista
versus particularista, nos saca del
etnocentrismo y del pensamiento de rotación hacia el pensamiento multisistémico
de traslación intersubjetiva e intercultural. Esta dimensión es clave
máxime en un mundo global e interdependiente.
2. Asertividad-Autocontrol: es la capacidad de defender los
propios valores y criterios ante los demás, con valentía, autonomía personal y
seguridad, venciendo incluso las presiones del grupo contrarias al propio
criterio o decisión. Las personas con
integridad ética tienen que ser asertivas y con gran capacidad de autocontrol
para no dejarse llevar por presiones, prebendas y regalos, y defender
siempre la ética o denunciar el comportamiento no ético, incluso de sus
superiores o de su propia organización, si creen que deben hacerlo por el bien
del conjunto.
3. Compromiso-Responsabilidad: el compromiso va ineludiblemente
unido a los contratos sociales de todo tipo, compromiso con unas reglas, unos
valores, unas normas. El compromiso implica equilibrar en todo momento los
derechos con los deberes de los contratos, tanto los formalizados por escrito
como los tácitos y emocionales establecidos según la costumbre, el sentido
común o lo que es bueno y conveniente en una situación determinada. La
responsabilidad implica “responder” del propio comportamiento ante los demás,
responder de los pactos y compromisos adquiridos.
4. Prosocialidad-Servicio: la prosocialidad se entiende
como una actitud positiva ante los problemas y necesidades de los demás, como
un servicio privado o público con vocación u orientación altruista. La
solidaridad entendida como vocación de
servicio público es una actitud básica que implica pensar, sentir y hacer
con los otros, tanto a nivel local y cercano, como a nivel global, implica
tomar conciencia de los efectos globales de mis decisiones locales. La prosocialidad-servicio siempre debe estar
enfocada preferentemente a los más débiles y desfavorecidos.
5. Discernimiento-Reflexividad: El discernimiento es producto de
procesos mentales de instrospección, autoconocimiento y orientación de las
decisiones desde sistemas de valores asumidos e internalizados. El discernimiento como estrategia de pensamiento
y reflexión incluye tanto la toma de conciencia de las propias emociones y
sentimientos, como los diferentes puntos de vista y pensamientos. Implica
también estrategias y rutinas de pensamiento moral, como el uso reflexivo de algunos
principios importantes de justicia social.
Una vez
que hemos recordado las cinco dimensiones de la competencia ética, formularé
ahora las dos preguntas o ítems clave en cada una de ellas, en vistas a un
sondeo de opinión colectiva hacia determinado/a líder político o social. Dichas
preguntas deben hacerse a partir de la percepción que la ciudadanía o colectivo
tiene respecto del modo de actuar de dicha persona en su faceta pública, la cual
está determinada por los medios y formas de comunicación que dicha persona
utiliza y lo que dichos medios reflejan de ella:
Dimensión de la
competencia ética
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Preguntas - Ítems
para el perfil de liderazgo ético
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Empatía-Universalismo
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· ¿Se ocupa por igual de todas las personas o sólo de un tipo de
personas que más le convienen?
· ¿Piensa en las necesidades de las personas que gobierna, o se enfoca
más en sus propias necesidades y las de su equipo-organización?
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Asertividad-Autocontrol
|
· ¿Toma decisiones desde valores humanos o se deja influenciar
fácilmente por otros valores?
· ¿Reconoce los fallos y comportamientos poco éticos de su persona o
equipo, o sólo critica los de los demás?
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Compromiso-Responsabilidad
|
· ¿Cumple sus compromisos y deberes públicos, o los incumple con
frecuencia?
· ¿Responde de todos sus deberes y objetivos ante los demás, o sólo lo
hace cuando le conviene o beneficia?
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Prosocialidad-Servicio
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· ¿Muestra realmente preocupación por los más débiles y
desfavorecidos, o lo hace sólo de forma testimonial favoreciendo más a los
ricos y bien situados?
· ¿Muestra solidaridad y ayuda para con otras causas fuera de su
ámbito de gobierno, o sólo se limita a ayudar en los límites legales de su
acción?
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Discernimiento-Reflexividad
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· ¿Sus decisiones son producto de una reflexión y debate serio y
profundo, o bien las toma de forma ligera, impulsiva o populista?
· ¿Le parece una persona equilibrada y con vocación de servicio, o por
el contrario cree que es una persona arrogante orientada al poder y al éxito
personal?
|
Una vez
que tenemos las preguntas, ya sólo nos resta darle formato a la herramienta, y
lo más rápido e intuitivo es optar por un perfil
de polaridad o diferencial semántico
de Osgood y Tannembaum. Ni que decir tiene, que cuanto más positivas sean las
valoraciones, más ético será el perfil de liderazgo de la persona valorada.