Una escuela debería ser humanizadora per se, yo no lo entiendo de otra forma. Debería preparar a las personas para humanizar el mundo, el trabajo y sus relaciones humanas. Primero humanizar, después todo lo demás. Dicho de otro modo, su misión es formar buenos profesionales y ciudadanos, pero deben ser realmente humanos. Una educación realmente humanista es mucho más que tener un departamento o equipo escolar, o actividad especial, dedicada a estos temas: eso está bien y es incluso necesario que haya un espacio atractor de lo humanista. Pero es insuficiente, ya que la humanización debe impregnarlo todo en la escuela, como pongo de relieve en las diez claves de la conferencia que suelo impartir en centros educativos, y cuyo resumen comparto aquí:
1. Humanizar el lenguaje.
El lenguaje (verbal, visual y no verbal) es la clave de muchas dimensiones humanas, la inteligencia lingüística contiene el código de programación de las otras inteligencias: si el lenguaje es bueno y positivo, nos programa funcional y positivamente, si no, todo nuestro ser personal y social se ve afectado.
2. Humanizar el currículo.
Los contenidos y conocimientos cada vez más adolecen de una falta de enfoque humanizador: necesitamos enriquecer el currículo, las distintas materias, con aquellos contenidos que van arrinconando las leyes educativas relacionados con la filosofía y las humanidades en general, con las cuestiones existenciales.
3. Humanizar la docencia.
Pero al final es el docente el que selecciona los contenidos que le parecen más relevantes, así como el enfoque que desea darles. Aunque tenemos que “dar un programa obligatorio”, ponemos más pasión y creatividad en unas cosas que en otras: en aquellas que creemos que son más interesantes. Es difícil optar por un currículo humano si no tenemos docentes humanistas y sensibles a todos estos temas.
4. Humanizar la gestión.
En un centro educativo todo educa, todo transmite. Si optamos por unos valores humanos, por una educación en la solidaridad y la justicia, pero dentro del centro conviven estructuras de gestión insolidarias o que nada tienen que ver con esos valores, entonces perdemos toda autoridad moral y referencia. El modo de gestionar el aula, el modo de evaluar, las actividades extraescolares que proponemos, la comida que nos sobra, etc., todo ello trasmite un modo de ser y de estar en el mundo como institución.
5. Humanizar las decisiones.
En un centro educativo se toman muchas decisiones, y éstas deben estar guiadas por criterios humanistas, ya que las mismas ponen de manifiesto realmente los valores que nos mueven. La decisión de qué libro de texto elegir para cada asignatura, por ejemplo, debe estar guiada principalmente por la medida en que ese libro de texto nos ayuda a humanizar nuestro currículo y nuestro proyecto educativo.
6. Humanizar el entorno escolar.
La función de un centro educativo, como la de una empresa, que está asentado en un entorno socio-cultural, va más allá de la educación de sus habitantes más pequeños, porque también se siente llamado a aportar en el mejoramiento de las condiciones de vida y del entorno en que está. No se trata sólo de cuidarlo desde el punto de vista eco-social, sino también de ser proactivos y estar atentos a las necesidades y problemas de las personas, ofreciendo desde nuestra función educativa, algunos recursos, por ejemplo, para personas con falta de formación básica.
7. Humanizar las identidades.
La dinámica de mundialización y globalización, cada vez pone más en cuestión las fronteras políticas e ideológicas y sus identidades particulares y excluyentes. ¿Podremos vivir juntos? Es la pregunta que se hace y nos hace Alain Touraine ante el nuevo cambio de época que vivimos. Hoy más que nunca necesitamos reflexionar sobre lo que nos une y no tanto sobre lo que nos diferencia o nos separa.
8. Humanizar las metodologías.
En plena revolución de innovación pedagógica y metodológica, debemos también desde aquí valorar dichas metodologías por su capacidad de generar relaciones humanas y cooperativas entre el alumnado, así como en la relación profesor-alumno. Todas las metodologías que potencien un alumnado actor (activo) antes que un alumnado espectador (pasivo), que lo empoderen en su propio proceso de aprendizaje, en realidad le están ayudando a humanizarse más como persona, y en el futuro a ser un ciudadano que se va a actuar para cambiar ese mundo.
9. Humanizar las relaciones.
En un centro educativo se dan mucho tipo de relaciones humanas, tanto a nivel horizontal entre iguales, como a nivel vertical entre unos y otros roles y actores sociales. Es normal que surjan conflictos, y la resolución de los mismos también es un aprendizaje que nos humaniza. Tenemos instrumentos como el Plan de Convivencia, que son (o deberían ser) proyectos de humanización de las relaciones.
10. Humanizar la vocación.
Uno de nuestros principales objetivos como docentes es ayudar a cada estudiante a encontrar su elemento, su vocación, aquello que realmente le apasiona y le hace vibrar. Ayudar a despertar la vocación es una tarea realmente humana y humanizadora, y es una labor de equipo de toda la comunidad educativa. Pero una vez que este talento de cada cual despierta y se va configurando, debemos humanizarlo, esto es, ayudar a descubrir a cada estudiante la alegría de servir a los demás y a la sociedad desde su talento.
El artículo completo de esta conferencia puede leerse en el libro "Donde no van las carreteras. Diario de un educador inconformista". César García-Rincón de Castro, 2022. Edita: Prosocialia - Amazon Indeptendently Published.