El hecho de que algunas leyes autonómicas de voluntariado contemplen la figura del pre-voluntariado o voluntariado de menores de edad, generalmente a partir de 16 años, tutorizado por adultos responsables, me parece sin duda un acierto, ya que ello permite la cobertura legal y jurídica necesaria de las actividades de voluntariado en los centros escolares, al tiempo que su fomento y la formación de una “cantera” de futuros voluntarios jóvenes, un tramo de edad cada vez más necesario en un voluntariado que tiene su mayor densidad en la franja de los 50-60 años.
Veamos entonces cuáles son las claves a la hora de plantearnos el voluntariado escolar en un centro educativo de enseñanza media.
Programación en el marco competencial y curricular. Las actividades y proyectos de voluntariado escolar no pueden estar al margen del proyecto educativo del centro, no pueden ser una actividad extraescolar, sino que por su interés y su seriedad, deben formar parte del currículo escolar en lo que se refiere a planteamiento, objetivos de aprendizaje y desarrollo de competencias educativas en general. Ello no quiere decir que deba ser obligado su cumplimiento, pero dentro de la optatividad de las mismas, su enfoque de aprendizaje debe ser curricular.
Aprendizaje cooperativo, aprendizaje por proyectos y PBL (Problem Based Learning). Las metodologías basadas en aprendizaje cooperativo y aprendizaje por proyectos o basado en problemas (PBL) son las más idóneas para el desarrollo de proyectos de voluntariado escolar y en general de aprendizaje de la solidaridad y la ciudadanía global. El Service Learning (aprendizaje servicio), que se ha puesto en marcha ya con éxito en muchos centros, es un buen ejemplo de ello. El voluntariado, por tanto, debe entrar por la puerta de la innovación educativa en cuanto a metodologías de aprendizaje se refiere.
Implicación de toda la comunidad educativa. Los proyectos de voluntariado han de implicar a toda la Comunidad Educativa del centro (alumnado, profesorado, padres y madres, antiguos alumnos, entidades colaboradoras, incluso personal no docente). El acompañamiento de adultos (padres y madres, profesorado, antiguos alumnos) a los menores de edad en las actividades de voluntariado escolar es clave para garantizar su estabilidad en el tiempo, y también la calidad y actitud que merecen los usuarios de nuestro servicio o trabajo prosocial. El acompañamiento es un proceso educativo que pone el acento en el desarrollo progresivo de las competencias prosociales (saber + saber hacer + saber ser en la relación de ayuda prosocial).
Aspectos legales, Ley de Voluntariado, seguros y autorizaciones. Los aspectos legales del voluntariado escolar implican en primer lugar la necesidad de autorización por parte de los padres o tutores legales, de las actividades de voluntariado. También puede implicar que la entidad en la que colaboramos nos pida firmar un compromiso de voluntariado, que a su vez es un requisito legal en la misma para poder disfrutar de una subvención pública de sus actividades relacionadas con el voluntariado. Así mismo es importante el seguro del voluntario, de responsabilidad civil y de accidentes. En los centros educativos este seguro suele ser “innominado” y de carácter anual, y con ello cubre a todas las personas que participen en actividades de voluntariado y sociales en general fuera del centro escolar. Como decía al comienzo, el que la Ley de Voluntariado, nacional, local o regional, contemple la figura del pre-voluntario menor de edad, facilita su fomento y cobertura.
Colaboración con ONGs, ONGDs y Ayuntamiento. En general, las entidades encargadas de la gestión de lo social en lo que al voluntariado y la prosocialidad se refiere, son los grandes aliados en el proyecto de educación en valores y prosocialidad del centro educativo. Por ello es tan importante abrirles la puerta del centro y del aula para que formen parte de nuestro proyecto educativo. Las ONGs nos proporcionan el acceso a las experiencias de voluntariado, las ONGDs nos proporcionan espacios de educación no formal en temas sociales y prosociales, y el Ayuntamiento nos proporciona apoyo, cauces y vínculos con estas entidades, e incluso programas y proyectos de Voluntariado Escolar. También las editoriales educativas, cada vez con más interés, comienzan a plantearse la importancia del voluntariado escolar, y nos apoyan con algunas referencias en los libros de texto, todavía escasas y testimoniales, pero se observa una tendencia creciente y positiva en este sentido.
Veamos entonces cuáles son las claves a la hora de plantearnos el voluntariado escolar en un centro educativo de enseñanza media.
Programación en el marco competencial y curricular. Las actividades y proyectos de voluntariado escolar no pueden estar al margen del proyecto educativo del centro, no pueden ser una actividad extraescolar, sino que por su interés y su seriedad, deben formar parte del currículo escolar en lo que se refiere a planteamiento, objetivos de aprendizaje y desarrollo de competencias educativas en general. Ello no quiere decir que deba ser obligado su cumplimiento, pero dentro de la optatividad de las mismas, su enfoque de aprendizaje debe ser curricular.
Aprendizaje cooperativo, aprendizaje por proyectos y PBL (Problem Based Learning). Las metodologías basadas en aprendizaje cooperativo y aprendizaje por proyectos o basado en problemas (PBL) son las más idóneas para el desarrollo de proyectos de voluntariado escolar y en general de aprendizaje de la solidaridad y la ciudadanía global. El Service Learning (aprendizaje servicio), que se ha puesto en marcha ya con éxito en muchos centros, es un buen ejemplo de ello. El voluntariado, por tanto, debe entrar por la puerta de la innovación educativa en cuanto a metodologías de aprendizaje se refiere.
Implicación de toda la comunidad educativa. Los proyectos de voluntariado han de implicar a toda la Comunidad Educativa del centro (alumnado, profesorado, padres y madres, antiguos alumnos, entidades colaboradoras, incluso personal no docente). El acompañamiento de adultos (padres y madres, profesorado, antiguos alumnos) a los menores de edad en las actividades de voluntariado escolar es clave para garantizar su estabilidad en el tiempo, y también la calidad y actitud que merecen los usuarios de nuestro servicio o trabajo prosocial. El acompañamiento es un proceso educativo que pone el acento en el desarrollo progresivo de las competencias prosociales (saber + saber hacer + saber ser en la relación de ayuda prosocial).
Aspectos legales, Ley de Voluntariado, seguros y autorizaciones. Los aspectos legales del voluntariado escolar implican en primer lugar la necesidad de autorización por parte de los padres o tutores legales, de las actividades de voluntariado. También puede implicar que la entidad en la que colaboramos nos pida firmar un compromiso de voluntariado, que a su vez es un requisito legal en la misma para poder disfrutar de una subvención pública de sus actividades relacionadas con el voluntariado. Así mismo es importante el seguro del voluntario, de responsabilidad civil y de accidentes. En los centros educativos este seguro suele ser “innominado” y de carácter anual, y con ello cubre a todas las personas que participen en actividades de voluntariado y sociales en general fuera del centro escolar. Como decía al comienzo, el que la Ley de Voluntariado, nacional, local o regional, contemple la figura del pre-voluntario menor de edad, facilita su fomento y cobertura.
Colaboración con ONGs, ONGDs y Ayuntamiento. En general, las entidades encargadas de la gestión de lo social en lo que al voluntariado y la prosocialidad se refiere, son los grandes aliados en el proyecto de educación en valores y prosocialidad del centro educativo. Por ello es tan importante abrirles la puerta del centro y del aula para que formen parte de nuestro proyecto educativo. Las ONGs nos proporcionan el acceso a las experiencias de voluntariado, las ONGDs nos proporcionan espacios de educación no formal en temas sociales y prosociales, y el Ayuntamiento nos proporciona apoyo, cauces y vínculos con estas entidades, e incluso programas y proyectos de Voluntariado Escolar. También las editoriales educativas, cada vez con más interés, comienzan a plantearse la importancia del voluntariado escolar, y nos apoyan con algunas referencias en los libros de texto, todavía escasas y testimoniales, pero se observa una tendencia creciente y positiva en este sentido.
César García-Rincón de Castro (2016)