Ayer tuve la suerte de compartir con más de 300 jóvenes de 4º de ESO este itinerario que me gusta llamar "El Mapa del Tesoro de la Humanidad". Fue en el colegio Virgen del Pilar de Valladolid, en un encuentro clásico e histórico ya de los colegios Marianistas de España, con jóvenes de 4º de ESO, en torno a la solidaridad y su programa de voluntariado "Magnificat", el cual he tenido la suerte de diseñar y acompañar muchos años en España y Chile. Este mapa representa, paso a paso, el trayecto del Buen Samaritano, esa gran narración-parábola del humanismo cristiano, que contiene muchas claves de eso que llamamos solidaridad, caridad o conducta prosocial.
El camino comienza con una misión (SOLIDARIDAD) y tiene un horizonte o visión de JUSTICIA. Es importante saber dónde vamos, porque quien no sabe dónde va, puede llegar donde no quiere, y en este sentido, no todas las formas de solidaridad conducen a fines de justicia social, algunas incluso persiguen finalidades contrarias, por ello es importante tener esa brújula ética de la justicia social en el camino.
Como les dije a estos y estas jóvenes, el mapa del tesoro, como en las buenas películas, tiene dos trozos que deben unirse, para que esté completo: una parte del mapa la tenemos todos dentro de nosotros, y la otra parte la tiene el OTRO: sólo se descubre el tesoro cuando unimos estas dos partes, en el ENCUENTRO con el otro que sufre, marginado, refugiado, anciano, discapacitado, maltratado, excluido.
La primera etapa consiste en VER: la percepción del otro. No vemos las cosas como son, sino como somos. Es importante aquí, como digo en la charla, quitarnos las gafas pesimistas y las gafas defensivas, y ponernos las gafas optimistas, las gafas del análisis crítico de la realidad, y sobre todo, las gafas del corazón, la empatía.
La segunda etapa consiste en SENTIR y dejarse afectar, indignarse también. Para ello hay que abandonar por un momento la "jaula de la razón" y dejar volar libre a nuestro corazón, ya que un corazón domesticado no sirve, no tiene la suficiente fuerza para llevarnos al encuentro del otro. Liberamos al corazón domesticado con la llave de nuestro yo niño.
La tercera etapa es ACERCARSE, consiste en romper la barrera de la zona de confort, romper la barrera cultural (como la rompió el Buen Samaritano con el judío, ya que samaritanos y judíos entonces no se hablaban) y salir al encuentro y socorro-asistencia del otro. Aquí les hablé de mi conocida metáfora de turistas-vigías-marineros, y la entendieron muy bien.
La cuarta etapa consiste en CURAR LAS HERIDAS, hacer bien el bien, desarrollar una serie de habilidades sociales y prosociales para ayudar, para atender a las necesidades que salen a nuestro encuentro en la vida, no solo en el voluntariado. Aquí les hablé de la importancia de la ESCUCHA como "caricia positiva e interior" para el otro. Con el "fonendo de la escucha" aprendemos a escuchar el interior de la realidad, el latido de la pobreza, y además nos ayuda a aislarnos de los ruidos exteriores e interiores, para poder escuchar bien.
La quinta etapa es fundamental: CARGÓ CON ÉL. Es la gran prueba a que nos invita el Buen Samaritano. No se contenta sólo con salvar la vida al otro, sino que "carga con él", lo lleva en su cabalgadura. Aquí hice sonar el "despertador de la vocación", ya que me parece que está muy unida a esta etapa. Vocación es aquello que nos apasiona de verdad, aquello a lo que estamos cada cual llamados a ser en el mundo, y esto es algo que tiene que descubrir cada cual. La vocación está ahí dentro, dormida, pero un día de repente despierta, suena el despertador, y ahí tenemos la oportunidad de enfocarla desde el otro, es decir, hacerle un hueco en nuestro proyecto vital, o enfocarla sólo desde nosotros. Este paso está muy unido a eso que llamaba Viktor Frankl "sentido de la vida", o propósito personal. "Ojalá que suenen muchos despertadores del talento y la vocación esta tarde", les dije.
Finalmente, el Buen Samaritano, se da cuenta que él solo no puede, y necesita gente que le ayude, implicar a otros, por eso LO LLEVA A UNA POSADA, implica al posadero en el proceso, crea la primera ONG de la historia, la primera red de ayuda, y además financia dicha ayuda ("todo lo que gastes de más te lo pagaré a mi vuelta..."). Aquí les animé a trabajar en equipo, pero desde las fortalezas de cada cual y la diversidad de dones y capacidades, aspecto que deja muy claro la breve historieta de la "asamblea de las herramientas en la carpintería".
El camino comienza con una misión (SOLIDARIDAD) y tiene un horizonte o visión de JUSTICIA. Es importante saber dónde vamos, porque quien no sabe dónde va, puede llegar donde no quiere, y en este sentido, no todas las formas de solidaridad conducen a fines de justicia social, algunas incluso persiguen finalidades contrarias, por ello es importante tener esa brújula ética de la justicia social en el camino.
Como les dije a estos y estas jóvenes, el mapa del tesoro, como en las buenas películas, tiene dos trozos que deben unirse, para que esté completo: una parte del mapa la tenemos todos dentro de nosotros, y la otra parte la tiene el OTRO: sólo se descubre el tesoro cuando unimos estas dos partes, en el ENCUENTRO con el otro que sufre, marginado, refugiado, anciano, discapacitado, maltratado, excluido.
La primera etapa consiste en VER: la percepción del otro. No vemos las cosas como son, sino como somos. Es importante aquí, como digo en la charla, quitarnos las gafas pesimistas y las gafas defensivas, y ponernos las gafas optimistas, las gafas del análisis crítico de la realidad, y sobre todo, las gafas del corazón, la empatía.
La segunda etapa consiste en SENTIR y dejarse afectar, indignarse también. Para ello hay que abandonar por un momento la "jaula de la razón" y dejar volar libre a nuestro corazón, ya que un corazón domesticado no sirve, no tiene la suficiente fuerza para llevarnos al encuentro del otro. Liberamos al corazón domesticado con la llave de nuestro yo niño.
La tercera etapa es ACERCARSE, consiste en romper la barrera de la zona de confort, romper la barrera cultural (como la rompió el Buen Samaritano con el judío, ya que samaritanos y judíos entonces no se hablaban) y salir al encuentro y socorro-asistencia del otro. Aquí les hablé de mi conocida metáfora de turistas-vigías-marineros, y la entendieron muy bien.
La cuarta etapa consiste en CURAR LAS HERIDAS, hacer bien el bien, desarrollar una serie de habilidades sociales y prosociales para ayudar, para atender a las necesidades que salen a nuestro encuentro en la vida, no solo en el voluntariado. Aquí les hablé de la importancia de la ESCUCHA como "caricia positiva e interior" para el otro. Con el "fonendo de la escucha" aprendemos a escuchar el interior de la realidad, el latido de la pobreza, y además nos ayuda a aislarnos de los ruidos exteriores e interiores, para poder escuchar bien.
La quinta etapa es fundamental: CARGÓ CON ÉL. Es la gran prueba a que nos invita el Buen Samaritano. No se contenta sólo con salvar la vida al otro, sino que "carga con él", lo lleva en su cabalgadura. Aquí hice sonar el "despertador de la vocación", ya que me parece que está muy unida a esta etapa. Vocación es aquello que nos apasiona de verdad, aquello a lo que estamos cada cual llamados a ser en el mundo, y esto es algo que tiene que descubrir cada cual. La vocación está ahí dentro, dormida, pero un día de repente despierta, suena el despertador, y ahí tenemos la oportunidad de enfocarla desde el otro, es decir, hacerle un hueco en nuestro proyecto vital, o enfocarla sólo desde nosotros. Este paso está muy unido a eso que llamaba Viktor Frankl "sentido de la vida", o propósito personal. "Ojalá que suenen muchos despertadores del talento y la vocación esta tarde", les dije.
Finalmente, el Buen Samaritano, se da cuenta que él solo no puede, y necesita gente que le ayude, implicar a otros, por eso LO LLEVA A UNA POSADA, implica al posadero en el proceso, crea la primera ONG de la historia, la primera red de ayuda, y además financia dicha ayuda ("todo lo que gastes de más te lo pagaré a mi vuelta..."). Aquí les animé a trabajar en equipo, pero desde las fortalezas de cada cual y la diversidad de dones y capacidades, aspecto que deja muy claro la breve historieta de la "asamblea de las herramientas en la carpintería".