
Una de las primeras reflexiones radica en la naturaleza del comportamiento comprometido, que no debe situarse exclusivamente como un rasgo o cualidad de la persona (mediante el despliegue racional de sus puntos fuertes), sino también como una "cualidad de la acción", que se determina en un contexto tanto en su cualidad de comprometida como en su efectividad para lograr los objetivos próximos. Aquí me hago una pregunta interesante: ¿Son / deben ser los aprendizajes competenciales (desempeños) cualidades de los estudiantes o cualidades de la acción? Creo que ambas cosas, el compromiso se interioriza mejor cuando el contexto lo facilita y lo muestra mediante educadores comprometidos también con los estudiantes, y mediante dinámicas de compromiso horizontal entre ellos (aprendizaje cooperativo). No se puede esperar un aprendizaje del compromiso desde un enfoque competitivo - individualista del trabajo o de la educación.
Otra reflexión importante es que la acción comprometida es "una acción basada en valores", es decir, entra en eso que llamamos "vida comprometida", forma parte del propósito vital, que además sucede en el "aquí y ahora" (no en el futuro). Cuántas veces utilizamos el condicional y el futuro, o el pasado, para apelar al compromiso de los y las estudiantes o trabajadores, para recordarles lo que "no han hecho" (pero no lo que podrían hacer para mejorar), y nos olvidamos de facilitarlo, reforzarlo y evaluarlo en el "aquí y ahora" de las acciones educativas.
También es importante el concepto de "patrones de acción comprometida", que se desarrollan dentro del contexto de la fijación de objetivos. Estos patrones, para que sean eficaces, deben cumplir al menos cuatro condiciones: que sean prácticos, centrados en el presente, dirigidos a los valores y formar parte de un patrón extendido de comportamiento integrado en el funcionamiento diario.
Otro aspecto esencial es la flexibilidad, es decir, no tomar el compromiso como algo rígido e invariable, y al final causante de estrés innecesario, cuando no frustración; así como la identificación de barreras internas y externas a nuestro compromiso, como la zona de confort (barrera interna) o la presión socio-grupal (barrera externa). Comprometerse es despejar el camino de obstáculos, "allanar los senderos". Creo que gran parte de los problemas socio-laborales, y educativos, tienen su base en la exigencia de "compromisos rígidos, monolíticos e inflexibles", que no dejan a las personas capacidad de maniobra y creatividad en su consecución.
Tal vez lo más interesante, en orden a su puesta en práctica, sean los elementos de un instrumento preliminar para evaluar la acción comprometida, que propone el grupo de investigación del Kings College (Dpto. de Psiquiatría), y que los y las docentes podemos traducir como "desempeños competenciales" o indicadores del compromiso:
- Soy capaz de seguir una linea de acción después de experimentar dificultades.
- Cuando fracaso en alcanzar una meta, puedo cambiar la forma de enfocarla.
- Cuando un objetivo es difícil de alcanzar, soy capaz de dar pequeños pasos para conseguirlo.
- Prefiero cambiar la forma de acercarme a un objetivo en lugar de abandonar.
- Puedo seguir mis planes a largo plazo, incluso cuando el progreso es lento.
- Cuando me fijo compromisos, puedo tanto ceñirme a ellos como modificarlos.
- Soy capaz de perseguir mis objetivos tanto cuando parece fácil como cuando parece difícil.
- Soy capaz de persistir en lo que estoy haciendo, o cambiar lo que estoy haciendo en función de lo que me ayude a alcanzar mis metas.
- Soy capaz de dejar de lado objetivos que experimento varias veces como inalcanzables.
- Soy capaz de incorporar experiencias desalentadoras o difíciles en el proceso de llevar a cabo mis planes a largo plazo (la vida no es un camino de rosas).
- Puedo aceptar el fracaso como parte de la experiencia de hacer lo que es importante en mi vida.
- Puedo aceptar mis limitaciones y ajustar lo que hago en consecuencia.
Son cada vez más las organizaciones que me piden trabajar el compromiso en sesiones formativas y de coaching grupal. Creo que las aportaciones de este grupo de investigación del Kings College, en el marco de la ACT (Terapia de Aceptación y Compromiso) y la Psicología Positiva, llevadas al contexto de la formación-facilitación, así como a su comprensión desde las instancias directivas en las organizaciones, pueden aportar mucho en este sentido, que seguro se traduce en un incremento de las acciones comprometidas de las personas y las propias organizaciones.