En tiempo de crisis la imaginación es más importante que el conocimiento: innovación y creatividad social.
Es tiempo de cambio, de esperanza y de sentarse a dibujar nuevos caminos en los mapas y hojas de ruta de las entidades sociales. Cada vez nos están demandando más la formación y asesoría en creatividad e innovación como herramientas para afrontar un situación cambiante y turbulenta. Como decía Einstein "En tiempo de crisis, la imaginación es más importante que el conocimiento".
Lo primero que suelo recomendar a las entidades sociales es que identifiquen sus talentos internos: ¿en qué somos realmente buenos? ¿qué nos aportan trabajadores/as y voluntariado? ¿qué talentos tienen? Esto lo podemos hacer mediante una lluvia de ideas.
Una vez identificado este talento, les pido que dibujen el árbol de su talento colectivo: en las raíces poner etiquetas o pos-it con todos los talentos identificados, eso es lo que alimenta el árbol. El tronco es la entidad y su estructura, pero hay muchos tipos de troncos, algunos centenarios que no hay quien los mueva. Hoy necesitamos tallos flexibles que aguanten bien los vaivenes, estructuras moldeables, rápidas y resilientes. La estructura tiene que ser la mejor, la más óptima para trasladar y transferir los talentos (raíces) a las hojas y frutos (proyectos y objetivos). Una vez que tenemos la mejor estructura posible, les pido que dibujen 5 ramas, no más, que identifiquen sus 5 líneas de acción o de trabajo principales, pero poniendo nuevos nombres, rompiendo un poco lo anterior.
Y finalmente en cada una de estas 5 ramas, invito a identificar los nuevos frutos o ideas que deseamos conseguir, al menos 5 frutos u hojas por línea, para tener 25 buenas ideas, que volviendo al origen (a las raíces) están sustentadas por todo el talento interno. Este ejercicio es necesario para poner nuestros talentos en clave de soluciones innovadoras. Justo lo que hizo este niño de Afganistán con un juguete que fabricaba de pequeño y que de mayor transformó en una solución para las minas anti-persona: ver video The Mine Kafon.
El siguiente ejercicio consiste en reflexionar acerca de las plagas y abonos del talento interno: qué cosas abonan nuestro árbol y qué cosas lo están debilitando, marchitando y lo pueden llegar a secar. Las plagas no son sólo materiales, como la escasez, también las hay psicológicas y de otros tipos. Conviene tenerlas todas en cuenta, al igual que los abonos.
Una vez realizado este ejercicio entre todos los participantes, facilito el taller "Las Rutas del Ingenio", donde vamos explorando y desarrollando las diferentes rutas del pensamiento de las que surge la innovación y la creatividad, basadas en casos concretos de grandes innovadores de la historia. No eran tanto seres humanos excepcionales, como personas que pensaban de modo diverso y muchas veces contrario a como pensamos la mayoría.
En realidad lo que hacemos en el taller es flexibilizar nuestra mente, estirarla, ejercitarla creando nuevas conexiones neuronales. Lo hacemos con interesantes juegos y dinámicas, pero aplicando los ejercicios a nuestra entidad, es decir, del taller ya salimos con soluciones novedosas, con esperanza y con ganas de cambiar. Las y los participantes me suelen decir que salen del taller como cambiados, deliciosamente agotados mentalmente, con ganas de hacer un montón de cosas.
Estas Rutas del Ingenio se pueden consultar de forma resumida en este enlace.
Lo primero que suelo recomendar a las entidades sociales es que identifiquen sus talentos internos: ¿en qué somos realmente buenos? ¿qué nos aportan trabajadores/as y voluntariado? ¿qué talentos tienen? Esto lo podemos hacer mediante una lluvia de ideas.
Una vez identificado este talento, les pido que dibujen el árbol de su talento colectivo: en las raíces poner etiquetas o pos-it con todos los talentos identificados, eso es lo que alimenta el árbol. El tronco es la entidad y su estructura, pero hay muchos tipos de troncos, algunos centenarios que no hay quien los mueva. Hoy necesitamos tallos flexibles que aguanten bien los vaivenes, estructuras moldeables, rápidas y resilientes. La estructura tiene que ser la mejor, la más óptima para trasladar y transferir los talentos (raíces) a las hojas y frutos (proyectos y objetivos). Una vez que tenemos la mejor estructura posible, les pido que dibujen 5 ramas, no más, que identifiquen sus 5 líneas de acción o de trabajo principales, pero poniendo nuevos nombres, rompiendo un poco lo anterior.
Y finalmente en cada una de estas 5 ramas, invito a identificar los nuevos frutos o ideas que deseamos conseguir, al menos 5 frutos u hojas por línea, para tener 25 buenas ideas, que volviendo al origen (a las raíces) están sustentadas por todo el talento interno. Este ejercicio es necesario para poner nuestros talentos en clave de soluciones innovadoras. Justo lo que hizo este niño de Afganistán con un juguete que fabricaba de pequeño y que de mayor transformó en una solución para las minas anti-persona: ver video The Mine Kafon.
El siguiente ejercicio consiste en reflexionar acerca de las plagas y abonos del talento interno: qué cosas abonan nuestro árbol y qué cosas lo están debilitando, marchitando y lo pueden llegar a secar. Las plagas no son sólo materiales, como la escasez, también las hay psicológicas y de otros tipos. Conviene tenerlas todas en cuenta, al igual que los abonos.
Una vez realizado este ejercicio entre todos los participantes, facilito el taller "Las Rutas del Ingenio", donde vamos explorando y desarrollando las diferentes rutas del pensamiento de las que surge la innovación y la creatividad, basadas en casos concretos de grandes innovadores de la historia. No eran tanto seres humanos excepcionales, como personas que pensaban de modo diverso y muchas veces contrario a como pensamos la mayoría.
En realidad lo que hacemos en el taller es flexibilizar nuestra mente, estirarla, ejercitarla creando nuevas conexiones neuronales. Lo hacemos con interesantes juegos y dinámicas, pero aplicando los ejercicios a nuestra entidad, es decir, del taller ya salimos con soluciones novedosas, con esperanza y con ganas de cambiar. Las y los participantes me suelen decir que salen del taller como cambiados, deliciosamente agotados mentalmente, con ganas de hacer un montón de cosas.
Estas Rutas del Ingenio se pueden consultar de forma resumida en este enlace.