Carlos se ha dado cuenta que en el patio del colegio, a la hora del recreo, los chicos ocupan casi todo el espacio jugando al fútbol y a las chicas no les queda casi espacio para jugar. Además, si alguna chica cruza el campo donde los niños juegan, se expone a que le den un balonazo, incluso a veces se ríen de ella. También, si alguna chica quiere jugar al fútbol, no le dejan porque dicen que es cosa de hombres. Carlos piensa que no es justo que las chicas tengan menos espacio y que no puedan jugar al fútbol con los chicos, pero no sabe qué hacer para solucionarlo. Ha pensado en hablar con sus amigos/as, pero teme que le tomen por blando y que se rían de él, y lo que es peor, que le retiren su amistad. Si tu fueras Carlos, ¿cómo se lo explicarías a tus amigos? ¿Qué propondrías para repartir el patio entre todos de forma justa?
Ha dibujado un territorio (el campo de fútbol) donde se desarrolla la situación, y le he sugerido que escribiese diálogos sobre el suelo acerca de lo que dicen o piensan los muñecos.
Ha expresado perfectamente la marginación de las chicas en el campo de fútbol del cole, muy clara en la conversación de la chica y el chico de la derecha: ¿Puedo jugar? NO, y de algún modo en la niña enfadada que responde "NADA" cuando otra le pregunta ¿Qué te pasa?. También en las dimensiones del campo de juego y el poco espacio que queda a las chicas.
Como educador le sugeriría que después representase la situación más justa, con otra hoja-territorio.
Esta es la idea que barajo yo de unir el dibujo (escenario-situación) con los cliks, poniendo sobre el escenario diálogos, flechas de intención de acciones, símbolos, pensamientos de los muñecos, etc... La idea es que esto lo hagan los niños/as por equipos de trabajo, bien trabajando cada equipo un dilema y luego explicándolo a los demás, o bien trabajando todos/as el mismo para ver cómo cada equipo lo ha expresado.
Aquí descubro que los niños/as tienden a expresar la situación del dilema, pero luego hay que mostrarles el camino hacia lo que podría ser, el escenario de lo justo y prosocial, y reflexionar con ellos/as sobre esa transición de una situación a otra (¿qué podemos hacer?) con el compromiso personal de cada cual, aportando sugerencias de repertorio conductual (como hago en el libro).
Sobre cómo se ha sentido mi hija con esta actividad: "en su salsa". No le ha costado nada, lo ha hecho como un juego más. Es posible aprender jugando, como leí una vez en un sitio: "si pudiéramos convertir todos los aprendizajes en juegos, solucionaríamos el problema del fracaso escolar".
Más información de esta propuesta ética en la página web del proyecto "Eticogramas", que estamos desarrollando en colaboración con la Fundación Europea para el Estudio y Reflexión Ética (FUNDERETICA).